«TODAS LAS EXISTENCIAS SON LA MENTE ÚNICA»: EIHEI DŌGEN

«En la práctica no buscamos nada», dice Densho Quintero, el abad del Templo Zen Mente Magnánima – Daishinji— de la Comunidad Soto Zen de Bogotá, Colombia.

Explica que la práctica del Zazen es sin recompensa porque una de las grandes enseñanzas del budismo es que toda acción produce consecuencias. Acción y Reacción, karma y sus frutos. «Las acciones que tienen una motivación evidente, que están dirigidas por medio de la voluntad para obtener un resultado específico, independientemente de lo buena o mala que parezca la motivación, están condicionadas por la ignorancia, y su resultado produce residuos kármicos. Es decir, el individuo sigue encadenado al ciclo de muerte y nacimiento, a la rueda del samsara (Este mundo lleno de dolor y tristeza) y no puede encontrar la liberación del sufrimiento de acuerdo con el Dharma enseñado por Budha».

En el libro del maestro Densho, Zen, un camino de transformación, se lee: «La gran enfermedad de la mente, desde la perspectiva del budismo, radica precisamente en esta división que los seres humanos hacemos de la realidad. —Y agrega— La mente ordinaria niega el absoluto y dice que solo los fenómenos son reales. Pero si, por el contrario, nos apegamos a la idea de que solo existe el vacío, caemos una vez más en una opinión falsa».

Se remite sensei al texto del maestro Eihei Dōgen, Shobogenzo, que refiere: «La mente que ha sido transmitida directamente es la (Mente Única  es todas las existencias. Todas las existencias son la Mente Única). Por esta razón, un ancestro dijo: cuando una persona toma conciencia de la Mente, no hay ni una pizca de tierra en la Tierra. Se debe saber que cuando se llega a conocer la Mente, el cielo se desploma y la Tierra se desintegra. O bien, se espesa tres pulgadas. Cuando realizamos esta Mente, todas nuestras acciones dan frutos».

Justamente es en el mismo libro del Shobogenzo que se lee: «La forma es forma, el vacío es vacío». Explica Densho sensei que, con esta afirmación, el maestro Dōgen elimina la dualidad que implica vacío y forma como dos cosas separadas. «Así, el vacío está incluido en la forma y la forma en el vacío. Para Dōgen esta es la expresión de la sabiduría que elimina la dualidad que se produce al entender forma y vacío como dos cosas separadas».

«La Mente no está en el cerebro sino en el corazón. Para practicar la Vía se debe despertar la Mente que aspira al despertar. Pero muchos de quienes se acercan a la práctica buscan un espectáculo, un show, pretenden experiencias y alucinaciones. Están apegados a las definiciones y a los conceptos. Hay que abrir la mano del pensamiento y soltar, deja ir esos aferramientos. Hacer silencio. Las palabras son solo ruidos. En la práctica no buscamos nada. En el momento en que uno invoca la Mente de Buda ya está iluminado. Hacer surgir la Mente ya es la iluminación porque práctica y verificación no están separados. Pero no se puede perder de vista que no me refiero a la mente conceptual sino a la Mente Única que aspira al despertar. Nos sentamos a hacer Zazen sin esperar nada. Abandonados, sin reservas. Como la expresión de los indios navajos: ‘Salta, ya aparecerá el piso’. Debe ser una confianza total, sin guardar prevenciones para el ego», puntualiza Densho Quintero, monje colombiano, heredero del Dharma del maestro Shohaku Okumura.

En este escenario, siempre cobra vigor la frase del maestro Dōgen: « Si quieres viajar por el camino de los Budas y los maestros zen, entonces no esperes nada, no busques nada, y no comprendas nada».

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