La peregrinación es el Camino, es el antídoto al egoísmo
El abad del Templo Zen Mente Magnánima –Daishinji de la Comunidad Soto Zen de Colombia– Densho Quintero, se refirió en reciente entrevista a la peregrinación en el buddhismo de la cual dijo “el primer ejemplo del peregrino lo encontramos en el mismo Buddha histórico quien, siendo príncipe, renunció a su vida de placeres para iniciar una vida de búsqueda espiritual. Inicialmente vagó por el norte de la India buscando maestros. Luego de practicar con algunos por un tiempo sintió que estos no tenían nada más que le pudieran enseñar, y se dedicó a las prácticas ascéticas que casi lo llevaron a la muerte. Finalmente renunció al ascetismo y se dedicó a la práctica de la meditación conocida como jhana”.
Narró que a los monjes que se hicieron discípulos de Buddha se les conocía como bhikkus. “Son renunciantes que viajaban en continua peregrinación, sin morada fija, sin pertenencias, mendigando la comida, realizando sus prácticas en bosques o en cuevas, y llevando las enseñanzas a los laicos a cambio del alimento. Solo durante la época de lluvias se les permitía morar en los templos en donde permanecían enclaustrados realizando un retiro de práctica intensiva. Estos templos se les conoce como viharas, que significa morada”, compartió el maestro Densho.
Según los escritos, el Buddha estableció que luego de su muerte los fieles debían realizar peregrinaciones a los cuatro lugares más importantes durante su vida: donde nació, Lumbini; donde se iluminó, Bodhgaya; donde enseño por primera vez, Sarnath; y donde murió, Kushinagar. Dijo que su cuerpo debería ser cremado y sus restos divididos en estas cuatro partes para que los peregrinos pudieran visitar estos lugares.
“Sin embargo, debido a disputas entre los diversos laicos que querían tener reliquias, estas fueron divididas en ocho partes sobre las que se construyeron estupas, monumentos fúnebres. Inicialmente se trató de montículos hemisféricos construidos sobre las reliquias que se conservaban en una urna. Estas estupas dieron origen a las pagodas en extremo oriente”, refirió el Sensei.
Fue el emperador Ashoka, en el siglo III a.e.C. quien desenterró las reliquias del Buddha y las dividió en un número extenso, llegando a construir 84.000 estupas como lugares de peregrinación en la India.
“Así se extendió el buddhismo y su asentamiento en diversos países, cada tradición estableció sus propios lugares de peregrinación. Como el templo Sri Daladi Maligawa en Sri Lanka, donde se dice se conserva la reliquia de un diente del Buddha. Para los budistas tibetanos, está el Monte Kailash, que heredaron del hinduismo como Sumeru, centro del Universo y morada de los dioses y el templo Jokhang en Lhasa, cuna del Dalai Lama. En Tailandia, está el templo de Gran Buddha Esmeralda, una estatua de 66 centímetros en una sola pieza de jade. Y en la isla de Java, está la estupa de Borobudur, el monumento budista más grande del mundo. que atrae numerosos visitantes. Estos son solo algunos ejemplos de la diversificación, ya que en cada tradición existen muchos lugares de peregrinación”, explicó el abad en su intervención.
Viajar, explorar, estudiar
Los más famosos peregrinos por los Himalayas fueron Faxiang (337-422), quien con 60 años de edad viajó por 14 años. Solo llegar a la India le llevó tres años y visitó muchos sitios sagrados en India y Sri Lanka; y Xuangzang (600-664), quien realizó una peregrinación de veinte años.
“Ambos tuvieron la certeza de que para preservar la tradición budista lo más pura posible, era necesario viajar a la India, conocer y estudiar los textos sagrados e hicieron el voto de regresar trayendo objetos de culto, sutras, procedimientos rituales y reglas monásticas. Sus diarios relatan las duras condiciones y peligros extremos que tuvieron que enfrentar en sus largas travesías y muchos monjes murieron en el intento de realizar estas travesías, pero su determinación les permitió cumplir su voto. Gracias a ellos fue posible la traducción de muchos textos al chino y su preservación hasta el presente, ya que muchos originales se perdieron debido a las invasiones musulmanes que destruyeron gran cantidad de monasterios y universidades budistas y masacraron a infinidad de monjes, extinguiendo el buddhismo del suelo indio hacia el siglo X”, narró Densho, abad del Templo Zen Mente Magnánima –Daishinji de la Comunidad Soto Zen de Colombia.
Agregó que en la tradición tibetana, los devotos hacen a menudo peregrinaciones viajando a pie, alternando tres pasos andando y luego una postración completa, recorriendo cientos de kilómetros tirándose al suelo y volviéndose a levantar, para seguir postrándose una vez en destino, como los muchos peregrinos que llegan cada día a los lugares sagrados.
“Las postraciones no sólo se hacen para acumular méritos o en señal de respeto, sino como antídoto al egoísmo. Postrarse es un recordatorio de que debemos ser humildes para realizarnos en el camino hacia la liberación”, enfatizó.
Recordó Densho sensei que a los novicios se les llama Unsui, que significa “Nube y Agua” como símbolo del fluir sin apegarse a un lugar y adaptarse a las circunstancias del camino.
“En el caso de nuestra tradición Soto, el maestro Dogen viajó en peregrinación a China, y visitó diversos templos, que finalmente pudo encontrar al maestro Tendo Nyojo quien le transmitiera la auténtica enseñanza. Cuando un monje recibe la trasmisión del Dharma que lo autoriza para enseñar de manera independiente, debe realizar una visita a los dos templos principales de la escuela; Eiheiji y Sojiji. Allí, actúa simbólicamente como abad por un día y rinde homenaje a los dos fundadores, Dogen Zenji y Keizan Zenji. En la madrugada, visita la sala del fundador y hace postraciones frente a la tableta conmemorativa con el nombre del ancestro. Luego oficia una ceremonia frente a los monjes residentes. Esta peregrinación es en sí misma una expresión de gratitud hacia los ancestros, ya que gracias al Buddha y a los maestros de la antigüedad fue posible que la enseñanza llegara hasta uno y a través de uno continuar a otros”, enseñó el abad.
En el buddhismo, la peregrinación tiene el sentido simbólico de abandonar el hogar. Es en sí misma una metáfora del completo camino hacia el despertar emprendido por el Buddha y que todo practicante debe seguir por sus propios medios. Cuando el buddhismo fue introducido en China, no existía una palabra para expresar bodhi o iluminación que da origen a la palabra Buddha, el iluminado. La palabra que se consideró más apropiada, fue Dao, como en el antiguo texto Tao Te king, que literalmente significa “Camino”.
“Al igual que los bhikkhus o renunciantes, los peregrinos deben dejar atrás simbólicamente la familia, los amigos, las pertenencias y la comodidad para emprender una búsqueda interior. El peregrino debe estar dispuesto a renunciar incluso a sí mismo, para dejarse transformar por la peregrinación. En la actualidad muchas veces las peregrinaciones ya no se hacen a pie, sino que se utilizan medios de transporte modernos. No obstante, para el peregrino, aunque se dirija a un destino específico, el camino es su hogar. Lo importante es considerar cada paso como el lugar de práctica o dojo”, aseguró el líder zen.
“Se dice que la peregrinación, al igual que la generosidad, el cultivo de la meditación o la conducta ética, tienen como resultado la acumulación de méritos, punya, los cuales pueden fructificar en el futuro como felicidad. No obstante, en el buddhismo Mahayana, existe la figura del bodhisattva, como el ideal que procuramos emular en nuestra práctica”, dijo el sensei.
Bodhisattva es alguien que renuncia a su propia liberación para practicar y trabajar por el bien de los otros y así se logra una práctica que se llama transferencia de méritos, Eko en japonés o parinamana en sánscrito. “Consiste en dirigir mental o ritualmente cualquier mérito que hayamos acumulado de nuestras acciones virtuosas (kusala) o buen karma, con un objetivo particular. El mérito puede ser dedicado a todos los seres sensibles o en beneficio de una persona o personas específicas para ayudarle en un duro tránsito, en una enfermedad, o para que se le facilite su camino hacia la liberación. Cuando desplazamos nuestra atención, habitualmente autocentrada, hacia otro ser, no sólo nos liberamos de la tiranía del ego, sino que despertamos a la interdependencia de todo lo que existe y desarrollamos la compasión hacia todos los seres. En ‘todos los seres’, ‘uno mismo’ también está incluido”, puntualizó el abad entrevistado.
Ruta Peregrina
En la isla de Shikoku en Japón, hay un recorrido de 88 templos conocido como Kumano Kodo, de la escuela Shingon fundada por Kukai. Al igual que los peregrinos que recorren el camino de Santiago de Compostela (España), los visitantes tienen la posibilidad de adquirir un Goshuinchō (Libro de sellos) y en cada templo que visitan hacerle poner un sello que certifica la visita.
Volver a la enseñanza de la semana